El proyecto artístico, que podrá verse desde el 18 de junio hasta finales del mes de julio, reflexiona sobre la condición humana realizando un recorrido a través de las pasiones, inquietudes, miedos y deseos del individuo.
Hace algo más de dos meses estaba prevista la inauguración de Ánima en la Fundación Díaz Caneja de Palencia. Hoy, como muchos de nosotros, se prepara para a ver la luz y acompañarnos en este recorrido cuyo significado cobra aún mayor sentido. Sus más de cincuenta piezas han permanecido silenciosas sobre las paredes de unas salas cerradas y sin espectadores durante todo este tiempo para mostrarse ahora con más fuerza y desde una perspectiva renovada que invita a la reflexión.
Ánima se presenta así como un proyecto artístico que explora los mecanismos de expresión mediante los cuales nos vemos reflejados y representados. Artistas como Anselm Kiefer o Fernando Zóbel entre otros y los textos de Dante Alighieri, Baudelaire y Ortega y Gasett han sido la principal fuente de inspiración que han ayudado y acompañado a dar forma a este relato expositivo.
Desde el punto de vista técnico, el proyecto Ánima, explora el proceso creativo desde una perspectiva ritualista mediante la utilización de materiales nobles y tradicionales como la madera, el papel, la tinta, los colorantes o la superposición de técnicas y recursos.
Noelia Báscones es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca y actualmente vive y trabaja en Madrid compaginando su carrera profesional y artística con la académica como docente en ESNE, Escuela de Diseño, Innovación y Tecnología de la Universidad Camilo José Cela.
La artista nos habla de la vida como un viaje, un viaje cuyo recorrido nos convierte en caminantes y por lo tanto en protagonistas de nuestra historia. “Todos tenemos un pasado, un presente y un futuro. Todo ser humano se enfrenta a luces y sombras, a fantasmas, demonios, seres de la oscuridad que atormentan su psique y alimentan sus más bajas pasiones” afirma la autora.
Desde esta perspectiva, la exposición Ánima nos invita a caminar por un espacio dividido en parcelas o escenarios que indagan entre el mundo exterior y el mundo interior, movida siempre entre dualidades como el bien y el mal, lo visible y lo oculto, lo positivo y lo negativo, arriba y abajo o el cielo y el infierno.